Ir al contenido principal

En la frontera

A Lisa Elmaleh la conocí cerca del Santuario Piedra Herrada en el Estado de México; estaba fotografiando mariposas. Con ilimitada paciencia, una enorme cámara y un tripié de su tamaño, ella desaparecía bajo un paño negro tras el aparato. Llegó temprano para situarse en “el bebedero” una acequia donde las mariposas bajan de la montaña a tomar agua. A mediodía, cuando hace más calor, a la misma hora que llegan decenas de curiosos a mirar el increíble espectáculo. 

 

Entre la gente, mariposas, caballos y un bosque, me contó del ensayo fotográfico que hizo en mayo del 2022 en la frontera de Estados Unidos con México. Retratos de gran formato en blanco y negro que toma con una cámara 8 x 10 y que revela en su laboratorio portátil (en la parte trasera de su camioneta). Un documento visual de samaritanos a ambos lados de la frontera: Arizona, Estados Unidos y Agua Prieta, México.

 

Sus imágenes parecen venir desde el pasado para enfrentarnos a un presente anclado. Cuando se cruza la frontera norte por el Desierto de Sonora y se llega a las tierras altas de Arizona se trata principalmente de no morir de sed. Para encontrar la primera gota de agua, bajo un calor insoportable, se puede caminar hasta cuatro días. Es por eso que un grupo de voluntarios se han dado a la tarea de plantar galones de agua a lo largo del camino más transitado por los migrantes. Los galones se van rellenando durante el día y la noche. 

 

Los rostros impresos en el ensayo de Elmaleh cuentan una historia; una de esperanza y ayuda. Una de humanidad. Al otro lado, en México, el registro visual habla de cómo varios voluntarios reciben, en lo más oscuro de la noche, a los migrantes que Estados Unidos ha regresado a Agua Prieta. La fotógrafa emplea su cámara para resaltar la dureza de la experiencia de los que no lograron pasar. No solo caras; objetos sembrados por los caminantes, pies cansados, miradas ocultas, encuentros furtivos. Hay una fotografía donde se observa a una mujer, del lado mexicano, y un hombre, del lado norteamericano, separados por una cerca, que están conversando. La foto fue tomada durante una posada que se celebró en diciembre de 2021. En la fiesta, los migrantes caminaron a lo largo del muro fronterizo cantando en protesta por el Título 42 y el Protocolo de Protección Migratoria.



 

 

El arte como registro de una huella que borra el desierto. La violencia y el dolor social velado por una imagen de lucha. Un reconocimiento a la voluntad de sobrevivir. Lisa Elmaleh es una fotógrafa y educadora norteamericana que utiliza el proceso de colodión de placa húmeda del siglo XIX. Sus imágenes son documentos que evocan un momento histórico. Manipulando la iluminación, la sombra, la composición y un revelado minucioso, crea una obra única. Cada uno de sus sujetos es una historia memorable. 

 

De esos encuentros iluminados, como cuando conocí a Ximena Natera, fotoperiodista mexicana que ha acompañado a varias caravanas de migrantes desde la frontera sur. Las fotografías de Ximena son más espontáneas, no son retratos; son registros, momentos, instantes, también historias. Hermanos jugando en un campamento de refugiados, madres consolando a sus hijos. Familias descansando en una banqueta, una pareja abrazada en medio de un mar de velas. Manos alzadas, pláticas al borde de un camino, migrantes subiendo a la bestia al atardecer. Color, movimiento, vida. Así son las imágenes de Natera. 

 

El comienzo y el final del viaje. En el 2018 un grupo de migrantes hondureños salió de su país en un éxodo masivo, el lema era “No nos vamos porque queremos: nos expulsa la violencia y la pobreza”, a ese éxodo le siguieron otros. La primera caravana cruzó la frontera sur de México el 19 de octubre, tres semanas después, el 10 de noviembre, llegaron a Tijuana. Más de la mitad con miras a cruzar al norte, los que no a quedarse en México. La caravana sirve de acompañamiento y protección. Es una estrategia de supervivencia.


Las mariposas monarcas migran para pasar el invierno en los bosques de México,  recorren hasta 4,800 km desde el noreste de Estados Unidos y el sureste de Canadá, el suyo es un viaje de vida. Lo mismo pasa con los migrantes. Así en la brisa que roza el ala de una mariposa nos encontramos. 







https://www.instagram.com/p/CfJxVwGOzhw/

https://www.ladobe.com.mx/2018/10/pasos-caravanamigrante-lente-ximena-natera/

 


Por Anitzel Díaz


 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Flores: la eternidad de lo efímero

  Pertenecen al Museo de Historia Natural de Harvard; son arte, ciencia, belleza y perfección, y son parte de la colección Blaschka, tan reales que en una fotografía no es posible distinguir que se trata de esculturas de cristal: 4 mil 300 modelos que representan 780 especies de plantas.   Si la naturaleza tiene 3 mil 800 millones de años de experiencia creando formas de vida que se adaptan a todos los ambientes, pregúntale al planeta, allí están todas las respuestas. Janine Benyu     Durante siglos los artistas han observado e interpretado la naturaleza. Una de ellas es Mary Delany, que a los setenta y dos años encontró en un pétalo la permanencia, no sólo de lo efímero, sino de su propio nombre en la memoria histórica. Al reproducir en un recorte de papel una flor, tal como ella la observó en ese momento, la preservó para siempre.  Delany es considerada como la precursora del  collage . Sus obras son reproducciones gráficas minuciosas del mundo natural que la rodea. Usa la precisión

Yo y Cuba, una lágrima, una risa

  Zoé Valdés, escritora cubana (La Habana, 1959) sin duda representa una de las voces más contundentes de la literatura de la isla. Escritora prolífica, debuta como poeta en 1982. Desde entonces cuenta con más de treinta obras publicadas entre novelas, poemarios,  guiones y textos cinematográficos.  En el 2013 gana el premio Azorín por su última novela, "La mujer que llora". La segunda entrega de una trilogía sobre figuras femeninas del surrealismo. Comenzó con La cazadora de astros en el 2007 que habla sobre la pintora Remedios Varo, pasando por la fotógrafa y pintora además de amante de Picasso; Dora Maar en "La Mujer que llora" y terminará cuando publique una novela sobre Lydia Cabrera "la más grande de las escritoras cubanas" En Zoé Valdés  encontramos el disfrute del lenguaje de la calle, del solar. Zoé que siempre trae  a Cuba puesta como una segunda piel.  ¿Se ablandan la yuca en Paris?  -Claro que se ablandan las yucas, ¡y el quimbobó también resba

El tesoro rojo

      No es el filósofo el que sabe donde esta el tesoro sino el que trabaja y lo saca.  Francisco de Quevedo Se sentaban en mi cama. Mira, por esta y hacía con la mano la señal de jurar. Lo sentía, el peso, el rechinido de la cama, niña que se me caían los calzones del susto, decía mi pobre abuela.  Si le hubiéramos creído otro gallo nos hubiera cantado. O no. Ya ni sabe uno. Resulta que eso de los tesoros es real y había uno enterrado en una casa de adobe que rentamos un día  Don Vic  y yo a las afueras de Puebla. Ni me acuerdo cómo fuimos a parar a ese pueblo que hoy será dizque muy bonito, pero en ese entonces eran tres calles de terracería y uno que otro ranchillo. Eso sí, mucha iglesia y campanario. La casa se estaba cayendo, si por eso nos fuimos. Si la niña les hacía tremendos hoyos a las paredes si se descarapelaban todas. Tenía su corral y una huertita. Todo era color adobe, sepia, tierra. Le sembré unos malvoncitos pero nunca se me dieron las plantas, no les tengo paciencia.