Ir al contenido principal

¿Soy realmente… Tu rayo de luz?

  

Por Anitzel Díaz

 

 

¿Soy realmente… Tu rayo de luz? Le pregunta Johanna a Theo en una de las cartas que se enviaron por más de un año antes de su matrimonio.  Theo Van Gogh y Johanna Gezina Bonger se casaron el 17 de abril de  1889. Su matrimonio duró menos de dos años; su legado permanece.

 

Para 1914 Jo, como le decía Theo de cariño, había logrado publicar tres volúmenes con las cartas que se enviaron los hermanos Van Gogh durante más de veinte años y había organizado más de una docena de exposiciones de la obra de Vincent; añejó los cuadros en el ático como un buen vino, hasta que el mundo del arte dejó de verlo como el trabajo de un loco y lo percibió como el trabajo de un visionario.



La Vigne rouge, 1888

 

 

 

En vida Vincent Van Gogh vendió solo tres obras de las más de novecientos que produjo. La primera The Vigne Rouge la adquirió la artista belga Anna Boch por 400 francos (entre $1,000-1,050 hoy). En 1990 Portrait of Dr. Gachet se vendió en 82.5 millones de dólares (valor actual con inflación 149.4 MDM), todavía el cuadro es parte de las 10 obras de arte más caras de la historia (The Guardian mayo 2015).

 



Blossoming Almond Tree, 1891: este cuadro Vincent lo pinta para su sobrino que tenía el mismo nombre que él. 

 

 

¿Cuál fue el catalizador para que esto ocurriera? Johanna Van Gogh. Durante la vida del artista el público no estaba listo para los colores, la valentía y la absoluta honestidad que se leía en los cuadros de Vincent. Solo Theo, su hermano, fue capaz de dilucidar lo que representaban para la modernidad. Fue su mecenas: “el hermano menor debe ayudar a pagar por los placeres del mayor” escribe Jane Austen en Mansfield Park. Theo, cuatro años menor que Vincent, le enviaba dinero, y materiales para pintar. Incluso utilizó su posición como galerista y marchante en Paris para presentarlo con Toulouse-Lautrec, Signac y Gaugin, artistas que Theo representaba y trató hasta el último momento de conseguir el reconocimiento que creía Vincent merecía. Ambos mueren en el intento, Theo muere 6 meses después de Vincent creyendo que le había fallado a su hermano. Johanna se queda sola con un bebé de un año, un piso en París, 200 cuadros y 600 cartas. Fue Theo y posteriormente Johanna quienes crearon el mito de Vincent Van Gogh.

 



“Sunflowers.” 1887. Metropolitan Museum of Art.

 

 

Johanna y Theo

 

«Una victoria lograda después de toda una vida de trabajos y esfuerzos vale más que una victoria lograda más temprano», escribe Vincent a Theo en 1878

 

Johanna Gezina Bonger nació en Amsterdam, el 4 de octubre de 1962, la quinta hija en una familia de siete; pequeño burguesa, dedicada a la correduría de seguros. En esa época se acostumbraba que las hijas mayores asistían a su madre en las tareas de la casa, las más jóvenes se instruían. Johanna estudió literatura inglesa mientras que su hermana más joven fue al conservatorio de música.

 

Theo Van Gogh, hermano menor de Vincent, se convirtió en galerista y marchante de arte para permitirle a su hermano dedicarse solo a pintar. Viaja a Paris donde conoce a Andries Bonger y a su hermana Johanna. Juntos ayudan a Theo a sobreponerse de la muerte de su padre, recientemente acaecida. Theo queda para siempre inscrito en la historia del arte como uno de los grandes impulsores del arte holandés y francés del siglo 18.

 

 

El 10 de febrero de 1889 Theo le escribe a Jo acerca de un concierto de la Sexta Sinfonía de Beethoven, describe la música como algo:

 

“. . . que me transporta a una tierra donde el sol brillaba, moscas, grillos, pájaros, mariposas, todo revoloteando y susurrando en el aire caliente sobre el agua y los árboles susurrantes. La gente bailando, cantando una canción preciosa, las voces masculinas se levantan sobre la dulce melodía, como jugando en la flauta de un pastor. Entonces se desató la tormenta, la estridencia del viento, el alivio de la lluvia, y después el goteo de agua una vez que ha pasado la tormenta, y el final, una oda al poder de la naturaleza; de la regeneración”.

 

 

Para Theo era importante encontrar una esposa bien educada e instruida, que compartiera con él su pasión por el arte en general, pero que también supiera llevar una casa. Jo se había preparado toda su vida para encontrar un buen marido. Fue un matrimonio práctico, aunque claro que hubo amor.

 

Durante su noviazgo que duró un año Theo y Jo se escribieron más de 100 cartas que fueron publicadas por el Museo Van Gogh en Amsterdam. En ellas se lee cómo planeaban su futuro juntos, mientras intercalaban frases como: “cómo me gustaría que estuvieras aquí. ¿Soy realmente tu rayo de luz?

 



The White Orchard, 1888

 

El legado de Johanna; el mito de Vincent Van Gogh

 

El matrimonio dura año y medio. Theo igual de inestable que su hermano cae en depresión y muere meses después que su hermano. Estaba planeando una exposición del trabajo de Vincent y estaba trabajando en publicar las cartas que durante años se habían enviado. Fue Johanna quien finalmente culminó el trabajo que los Van Gogh comenzaron. Para poder financiar el proyecto Johanna abre una casa de huéspedes además de dedicarse a traducir historias del francés y el inglés al holandés. Fue también una de las fundadoras del movimiento socialista en su país y nunca dejó que su trabajo interviniera con la crianza de su hijo.

 

Siguió al pié de la letra las enseñanzas de Theo: “Mostrar mucho, vender lo necesario y guardar las grandes piezas para que lleguen a los museos” Johanna escribe en su diario el 15 de noviembre de 1981:

 

“Theo me enseñó mucho sobre arte, no mejor dicho me enseñó mucho sobre la vida. Me dejó dos tareas importantes; cuidar a mi hijo y lograr que la obra de Vincent fuera exhibida y apreciada lo más posible. Todos los tesoros que Theo y Vincent coleccionaron –preservarlos para mi hijo. Tengo un propósito claro en mi vida, pero me siento sola y abandonada”.

 

Lo primero que hizo Johanna fue localizar y recuperar la obra de Vincent. Después se empeñó Exhibirlos. En febrero de 1892 organiza una exposición con los dibujos en la Asociación de Artistas de en Ámsterdam. Es un éxito, escribe en su diario:

 

“Esta tarde dos pintores Verkade y Serrurier expresaron su admiración por la obra de Vincent. Es tan extraño escuchar admiración por su obra. La gente en Holanda no es tan generosas con su trabajo…. Mañana es la exposición en Arti (La Asociación de artistas) tengo grandes expectativas con esta exhibición, tengo una sensación de gran triunfo. Durante enero y febrero he estado muy ocupada con las pinturas. He logrado colocar, después de meses de correspondencia, 10 cuadros en Buffa en Amsterdam, 20 en Oldenzeel en Roterdam y en diciembre una exhibición el Pulchri. Ahora comenzaré con las cartas… Este hijo mío debe tener la posibilidad de juzgar la vida de su madre, lo que pensó, sintió y quiso. En su diario, y las cartas de su padre a su tío, puede reconstruir nuestras vidas…”

 

Johanna retrasa la publicación de las cartas hasta 1914 para que el público conociera la obra antes que al artista: “Sería injusto para el artista muerto, despertar interés en su persona antes que su trabajo, por el cual sacrificó su vida, fue reconocido y apreciado como merecía ser”.

 

Brieven aan zijn broeder (Cartas a su hermano) editado por Jo van Gogh-Bonger, consta de tres volúmenes en los que se publicaron las cartas que le escribió Vincent a Theo (y algunas a ella, después de su matrimonio en 1889) junto con algunas otras a su familia. Por fin Johanna cumplía su misión, ella tuvo que financiar el tiraje completo, invirtió:  f 5,785.99. Se imprimieron 2100 copias que se vendieron a  f 7.50 cosido f 10 pasta dura.

 

Para Johanna el hecho de ser mujer le resultó ser una ventaja, nadie se dio cuenta de lo que pretendía hacer. A esta mujer que se veía tan inocente, siempre cargando un bebé; nadie la tomaba enserio, por eso la colección permaneció junta por más tiempo que si Theo hubiera seguido vivo. Todavía en 1906 Jo pudo hacer una exposición con la colección completa.

 

“Mi querido, mi amor, Theo -en cada palabra- entre cada dos líneas, pienso en ti, en cómo me hiciste parte de tu vida en el poco tiempo que estuvimos juntos. Sigo viviendo contigo, por ti. Que tu espíritu siga inspirándome, así todo saldrá bien para mi pequeño.

¿Quién escribirá un libro sobre Vincent?”


Publicado en Horizontum

 

 


Comentarios

Entradas populares de este blog

Flores: la eternidad de lo efímero

  Pertenecen al Museo de Historia Natural de Harvard; son arte, ciencia, belleza y perfección, y son parte de la colección Blaschka, tan reales que en una fotografía no es posible distinguir que se trata de esculturas de cristal: 4 mil 300 modelos que representan 780 especies de plantas.   Si la naturaleza tiene 3 mil 800 millones de años de experiencia creando formas de vida que se adaptan a todos los ambientes, pregúntale al planeta, allí están todas las respuestas. Janine Benyu     Durante siglos los artistas han observado e interpretado la naturaleza. Una de ellas es Mary Delany, que a los setenta y dos años encontró en un pétalo la permanencia, no sólo de lo efímero, sino de su propio nombre en la memoria histórica. Al reproducir en un recorte de papel una flor, tal como ella la observó en ese momento, la preservó para siempre.  Delany es considerada como la precursora del  collage . Sus obras son reproducciones gráficas minuciosas del mundo natural que la rodea. Usa la precisión

Yo y Cuba, una lágrima, una risa

  Zoé Valdés, escritora cubana (La Habana, 1959) sin duda representa una de las voces más contundentes de la literatura de la isla. Escritora prolífica, debuta como poeta en 1982. Desde entonces cuenta con más de treinta obras publicadas entre novelas, poemarios,  guiones y textos cinematográficos.  En el 2013 gana el premio Azorín por su última novela, "La mujer que llora". La segunda entrega de una trilogía sobre figuras femeninas del surrealismo. Comenzó con La cazadora de astros en el 2007 que habla sobre la pintora Remedios Varo, pasando por la fotógrafa y pintora además de amante de Picasso; Dora Maar en "La Mujer que llora" y terminará cuando publique una novela sobre Lydia Cabrera "la más grande de las escritoras cubanas" En Zoé Valdés  encontramos el disfrute del lenguaje de la calle, del solar. Zoé que siempre trae  a Cuba puesta como una segunda piel.  ¿Se ablandan la yuca en Paris?  -Claro que se ablandan las yucas, ¡y el quimbobó también resba

El tesoro rojo

      No es el filósofo el que sabe donde esta el tesoro sino el que trabaja y lo saca.  Francisco de Quevedo Se sentaban en mi cama. Mira, por esta y hacía con la mano la señal de jurar. Lo sentía, el peso, el rechinido de la cama, niña que se me caían los calzones del susto, decía mi pobre abuela.  Si le hubiéramos creído otro gallo nos hubiera cantado. O no. Ya ni sabe uno. Resulta que eso de los tesoros es real y había uno enterrado en una casa de adobe que rentamos un día  Don Vic  y yo a las afueras de Puebla. Ni me acuerdo cómo fuimos a parar a ese pueblo que hoy será dizque muy bonito, pero en ese entonces eran tres calles de terracería y uno que otro ranchillo. Eso sí, mucha iglesia y campanario. La casa se estaba cayendo, si por eso nos fuimos. Si la niña les hacía tremendos hoyos a las paredes si se descarapelaban todas. Tenía su corral y una huertita. Todo era color adobe, sepia, tierra. Le sembré unos malvoncitos pero nunca se me dieron las plantas, no les tengo paciencia.