La barca durante la inundación, Port-Marly, de Alfred Sisley, 1876 “¡Cállese y le doy agua!”, le decían a mi padre cuando era niño, para que dejara de llorar. Creció rodeado de cactus, nopaleras y mezquites. El agua era, es y siempre será un bien muy preciado en su pueblo. Esa imagen remite a las obras de Carlos Iván Hernández, artista de Sonora que, en sus construcciones visuales, refleja la soledad de un paisaje seco y desértico como el que impera en esa entidad del noroeste de México. Es te año México vive la peor sequía de los últimos treinta años; al ochenta y cuatro por ciento del país le falta agua. Doscientas diez presas se encuentran a menos de la mitad de su capacidad. El mapa visual del país se torna ocre. Aparecen templos que habían quedado sumergidos en presas, como la iglesia dedicada a la Virgen de los Dolores en la presa de la Purísima de Guanajuato. En los años ochenta, el mundo se cuestionaba cómo una metrópoli como Ciudad de México no se había que...