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De a tostón por agarrón







                                                    Ilustración: Patricio Betteo


“¡Quién tuviera un cuerpo para la vida cotidiana y otro, más flexible y elástico, sólo para el Metro!” 
Carlos Monsiváis




            A todo se acostumbra uno, la vieja siempre decía eso. Creo que es cierto. Me fui bien chamaca de la casa aquella. “Mi niña bonita, mi dulce princesa….”—¿Está buena la rolita esta, no? ¿Qué me preguntaste? Ah, sí ¿qué siento de hacer lo que hago? Pos nada, de nada, cada quién sobrevive como puede, ¿o no? Me gusta comprarme cositas, ira esta faldita esta chula, ¿que si sé del problema que hay? Pos sí, siempre les ha gustado acercarse, restregarse, ¿por qué no sacarle provechito, no cree usté? ¿Se agrava el problema? A mí qué me importa. A nadie le importa lo que me pase a mí. Él está en todo, si fue su idea. Como no le gusta mucho lo de la trabajada. Sí, un día llegué llorando, ¿y ahora a ti qué te pasa, pues? Me agarraron en el metro, un viejo asqueroso se me acercó, se restregó. Sí que grité y lo acusé, y pos se lo llevaron, me dijeron que va a tener que pagar una multa recara. Y ahí que le brillan los ojos. Así es la cosa, uno tiene que ver por uno. Si de todas maneras los viejos cochinos lo siguen haciendo, pos… eso sí que ni mi culpa es. El oficial, muy mono él, me dijo mi güerita si tú quieres podemos hacer un varo de esto. Pos ¿cómo, tú? Que le pregunto. Fácil: usté se deja querer, agarramos al pobre güey y lo amenazamos con el bote, y va a aflojar, todos aflojan. Yo tengo mis chamacos, y pos tienen que comer, y en la escuela piden retehartas cosas, y no me alcanza. Pero soy casada, le dije al oficial, mejor le decimos al señor y él puede ser el testigo del delito y pos ya está. Nos vamos a michas. ¿Si me remuerde la conciencia?, si es retefeo ir y que nomás te estén agarrando por aquí por allá, pos ni modo algún cabrón tenía que pagar. Sí, ya sé que la multa la puso la autoridá para parar la cosa, pero usté cree. Sigue; aquí nada cambia. Al señor le pareció rebien, sobretodo cuando vimos el primer tostón. Nos agarramos a un pobre tipo medio menso, así tiene que ser, tiene que verse mansito, el pobre inocente. Y ahí me pongo yo a dar de gritos. Me está agarrando este hijo de su chingada. Sale el señor, el mío digo, y dice yo soy testigo, ira aquí hay un oficial. Se acerca el de azul y pos da su discurso, muy ensayadito que lo tiene, y pos el otro si no se quiere ir al bote tiene que aflojar la lana. No siempre traen tanto pero a veces sí que nos da, y pos ni diario tenemos que hacer el teatrito. Es sólo una manera de ganar un centavo más. 'Que si esta mal? pos yo creo que sí. Pero también está mal que me anden manoseando solo por ser hombres. Quieras que no, están atentando contra la dignidá de uno. Y pos la neta de a tostón el agarrón sale hasta mejor que ser puta.

Después ya vinieron los vagones para puras mujeres y pos se acabó. 


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