A lo bueno se le sumó que en estos días han subido mucho los contagios de covid en la región y hay innumerables lugares turísticos cerrados, sobre todo en Huasca. La famosa Hacienda de San Miguel Regla está cerrada desde marzo del 2020 por la pandemia y hace tres semanas se desbordó la presa de la hacienda por lluvias. Se están haciendo las reparaciones pertinentes. Las filas para vacunarse daban vueltas a las plazas. La esperanza del regreso se siente reflejado en sus habitantes.
Doña Reme nos contaba que no había salido en más de un año pero se le terminaron sus ahorros. Ahora hace quesadillas a la orilla de la carretera. Tuvo que sacar sillas y mesas al camellón. Puso una raya amarilla para que nadie se le acerque. De lejitos habla con todos. Ella nos hizo las quesadillas de queso con gualumbos que nos encantó y la de barbacoa en salsa verde. Tiene tres nietos médicos que están peleando con el bicho. Nos contó.
En el camino de regreso de los prismas basálticos, que sí están abiertos, y a pesar de que están rodeados de civilización, son espectaculares, sobre todo ahora en la época de lluvias, pudimos visitar la Hacienda de San Juan Hueyapan, que solo abre los fines de semana y es ahora un seminario católico. Francisco, un seminarista muy amable nos contó que la hacienda se considera la madre de las haciendas del Conde de Regla y que construyó en 1535. Aunque ya queda poco de la primera construcción es quizá la más auténtica. Y venden un rompope delicioso que se puede provar. El mejor, fue el de pistache. Aunque el de piñón también nos gustó mucho.
Santa María Regla la tercera hacienda de la región la vimos de arriba del cerro, por los prismas, y es espectacular. Dicen que fue la preferida del Conde de Regla, Romero de Terreros, y que en varias ocaciones la fotografió con cámara oscura e incluso hizo varias pinturas y acuarelas. La llamaba la Babilonia.

El pueblo de Huasca pequeño y pintoresco estaba en su mayoría cerrado. En el mercado había algo de comida, en la iglesia sí estaban dando misa. Se siente no el abandono, pero sí la falta de visitantes. Y son vacaciones de verano. A rescatar, todos sin falta con cubrebocas y respetando siempre las distancias.
Nos quedamos en Mineral del Monte en un Airbnb en medio de las montañas. Lo mejor, la calma que rodea un bosque de oyameles. Pudimos hacer una caminata por el bosque en total paz, solo teniendo cuidado con los tiros de las minas. Una vereda que los del poblado de San Felipe utilizan a diario para bajar a trabajar. Arriba algunas casitas, caballos y borregos. Eso sí, te ofrecen agua y una tortillita caliente, pa´ bajar más agusto. La vista única.

Mineral del monte mi pueblo favorito de la zona. Pueblo serrano, minero, con un turibus que te cuenta toda la historia del lugar y alguna que otra anécdota. Eso sí hambre nadie pasa. Hay pastes en cada esquina. De dónde salió el paste. Pues del pastry. Básicamente es una empanada inglesa mexicanizada. Mi favorito el de papa. Por ahí de los 1800 mineros de Conualles, Inglaterra se establecieron en las minas de la zona. De ahí los techos invlinados de las casas, las empanadas y sí el famoso panteón ingés, donde solo hay un mexicano enterrado.
Hay algo más que los mexicanos debemos agradecer a los mineros de Cornualles: el fútbol. La costumbre local de jugar un partido a las 16.00 probablemente se originó con los mineros a finales del siglo XIX.

Puede que tome todavía algo de tiempo regresar a esos días de normalidad, pero el turismo es la fuente principal de ingresos de esos pueblos. El turismo y las remesas del norte.
El gobierno del estado de Hidalgo pide a las y los turistas que lleguen a la entidad que “no bajen la guardia, que tenemos que cuidar cada una de nuestras familias y dentro del relajamiento de las medidas, se está permitiendo cada vez más el aforo a aquellos municipios de vocación turística”.
Anitzel Díaz
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