"Súbase, agárrese y cállese", dice el letrero y es lo que hago.
- ¡Que onda Chilly!
- ¡Que onda mi Willy! otra vez por la tortita, está rebuena ¿tú gustas? Se sorbe la grasa de la torta y sigue con otra mordida.
- Y qué carnal ¿cómo va esto?
- Pssss, ya ves estos hijos de la chingada ni siquiera quieren subir la tarifa del micro y ps no me alcanza mano.
- Psssss yo saco de onde puedo ¿que va a hacer uno?
- ¿Con aquellito, no? Le sube al radio Chilly y no oigo más.
Cada vez más fuerte “Hay como me duele, Como me duele, Como me duele que te saquen a bailar”…. no oigo, me acerco.
- Ya ves estos pendejos… como soy la autoridá…
- Así es mi oficial se ve re chulo en su uniforme nuevo.
Un frenón que nos lleva a todos a sobarnos más. Unos se aprovechan y agarran nalga, otros no mas insultan, yo de milagro agarré asiento esta vez.
- A ver si me dejas en la Comer, dice el oficial Willy, la señora me pidió unas pilas y si llego sin ellas, ya ves como son las mujeres.
Doy una vuelta alrededor con la mirada. Encuentro una madre con su niña en piernas, dormida. La madre con la mirada perdida. Dos jóvenes hasta atrás (del micro) dándose su buen agarroncito. En un alto se sube un vendedor de discos, que le da su propinita a Chilly, con su cantaleta de siempre: “le traigo a la venta lo mejor de”… que hueva. Un negrón que quien sabe de donde salió. Y yo con mis audífonos dizque puestos, mi mirada dizque perdida pero no perdiéndome de nada. En uno de los altos se sube una familia. Cuatro. La mamá el papá, y dos hijos, todos igualitos. Se sientan en dos de los últimos asientos vacíos, y dos parados. El papá abre la mochila y va sacando papas y refrescos, uno para cada uno. Todos se ponen a comer y a beber en silencio, trocitos de papa empiezan a volar. Se miran, se sonríen en cada sorbo, vienen como de paseo. El menor saca un premio de la bolsa y empieza a rascar. No puede sus dedos son demasiado gruesos, me dan ganas de quitarle el pedazo de papel y rascarlo. La madre acaricia a la niña y le dice algo al oído, ambas voltean a verme y se ríen entre ellas. - ¿Una papita joven? me dice el padre.
- Yo si quiero dice Chilly.
- Yo también dice.
Se atraviesa el micro tres carriles. Se oye el frenar de los autos y las mentadas de madre con el claxon.
- Cabrones dice Chilly.
- Puro pinche fifí dice Willy.
Se sube una joven que viene de trabajar de alguna casa.
- Se ve todavía morrita. Está buena la condenada, dice Willy,
- Yo se onde trabaja dice Chilly, sus patrones siempre me encargan su casa cuando salen.
- Olvídalo dice Willly, si mi vieja se entera pos….
- Ps por mirar no cobran las canijas, se ríen.
Otro alto.
- Que onda mi ratita-… “la ratita” le está limpiando el vidrio al micro, voltea los ojos, - ya estás cansada mi rata-, se voltea le enseña el culo, -así me gustan, mi ratita, dispuestas… -
Me bajo en el último semáforo. Como puedo, casi me caigo en la banqueta. Me sacudo el olor a microbús, volteo y veo la parte de atrás donde dice Chilly Willy. Al otro día espero hasta que pase el micro, y de nuevo Chilly recoga a su compa Willy y sigan con la misma historia.
Anitzel Díaz
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