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Carlos Prieto, Shostakóvich y un Stradivarius

Anitzel Diaz






La última obra de Shostakóvich, sonata para viola y piano, se estrenaba en octubre de 1975 con la orquesta filarmónica de Leningrado. En la sala había un asiento vacío cubierto con flores, era la butaca del compositor soviético. Había muerto dos meses antes. Ya para entonces Carlos Prieto era un consagrado chelista, interpretando la música de Shostakóvich por todo el mundo. 

Carlos prieto, violonchelista y escritor mexicano, se topa con la música de Dmitri Shostakóvich en la biblioteca del Instituto Tecnológico de Massachusetts cuando a los 17 años está estudiando ingeniería y es nombrado el primer chelo del Instituto. Le causó tanta impresión la figura del compositor que además de comprar todos sus discos y partituras, estudió ruso por cinco semestres y su creciente interés por la Unión Soviética lo llevaría a visitar el país continuamente durante su vida. 

Cuenta el escritor que ya antes de nacer se había decidido que sería el chelo en el cuarteto Prieto, en ese entonces compuesto por su madre, su padre y su abuelo materno. Su tío que tocaba el chelo en el cuarteto se había ido a París como profesor del Instituto Politécnico. A los cuatro años empezaron las clases formales de música, a lo que Prieto con una gran sonrisa añade "la gran casualidad es que siempre me gustó muchísimo y nunca era un esfuerzo grande que me pusiera a estudiar todos los días". 

En cambio el compositor ruso Dmitri Shostakóvich, empieza a tomar clases de piano hasta los nueve años, y más por compromiso que por gusto. Su madre Sofiya  Kokoulina era pianista profesional y fue su primera maestra. Su padre, también amante de la música, solía cantar con su esposa al piano sobretodo obras de Chaikovski. Cinco años más tarde Dmitri compone su primera ópera, basada en un texto de Pushkin, que fue destruida. Pero se conservan varias obras de la misma época, el Scherzo y tema y variaciones para orquesta entre otras. A los 18 años en 1925 compone su primera sinfonía. 

Se conocieron en 1959, cuando Shostakóvich vino a México en compañía de una delegación soviética encabezada por el vicepresidente de la URSS Anastas Mikoyán. Fue en esta visita que Mikoyán fue a Monterrey donde trabajaba Carlos Prieto y le ofreció una beca para estudiar en la URSS "me llamaron a mí como intérprete emergente porque seguramente el traductor comió algunos antojitos mexicanos que le cayeron mal, y me necesitaban, Mikoyán extrañado de que un joven ingeniero mexicano hablara ruso me preguntó si tenía interés en ir a estudiar a la URSS" recuerda Prieto. La beca tardó tres años en llegar y en 1962 Prieto se va a estudiar a la Universidad Lomonosov en Moscú, vuelve a ver a Shostakóvich y tuvo oportunidad de discutir sus conciertos para Chelo con él. Se verían dos veces más en 1968 y 1970. 

Después de un minuto escuchando el primer concierto de Chelo de Shostakóvich interpretado por Carlos Prieto con su Stradivarius de 1700, uno se adentra en un viaje delirante, imponente. Los crescendos en el primer movimiento, se diluyen en los matices del moderato. Con esta pieza el ruso quería desafiar, y a través de una fría melancolía enviar un mensaje al mundo. La pieza fue compuesta a raíz la polémica que se suscitó por el Premio Nobel otorgado a Boris Pasternak. El silencio antes de la cadenza es terrorífico.  

La música de Shostakóvich va cambiando a lo largo de su vida, es el reflejo de su país; de un siglo lleno de vicisitudes y cambios. El compositor pasó de ser hijo de burgueses con los privilegios que eso conlleva a perder parte de la identidad con la revolución y perderlo todo finalmente con la muerte de su padre. Su música que comienza siendo fresca y vivaz, termina en un tono sombrío y melancólico. Víctima de un régimen que lo alienta a la vez que lo humilla. Que a pesar de que le otorga premios y condecoraciones, prohíbe obras como la ópera Lady Mc Bed de Mtsensk y la segunda y tercera sinfonías por ser calificadas de  "formalistas, burguesas y decadentes". Se debate toda su vida entre serle fiel al gobierno de su país o pelear, entre rebelarse o callarse. 

En 1960 escribe uno de sus cuartetos más famosos, para la película Cinco días y cinco noches. La escribe en tres días en la ciudad de Dresde. Lo asombra la devastación de la ciudad y dedica la pieza a "las víctimas de la guerra y del fascismo".

A su muerto el Partido Comunista de la URSS comunicó:

    “A la edad de sesenta y nueve años falleció el gran compositor de nuestra época Dmitri D. Shostakóvich (…) eminente figura, el ciudadano artista D.D. Shostakóvich dedicó toda su vida al desarrollo de la música soviética y reafirmó los ideales del humanismo socialista …”

Carlos Prieto en su último libro Dmitri Shostakóvich Genio y Drama escribe:

    “En lo particular, me impulsa a escribir este libro la experiencia que a lo largo de mi vida he acumulado con su música (…) conozco prácticamente toda su obra.”

A Shostakóvich la música le dio un escape, una manera de imprimir sus sentimientos, a Carlos Prieto le abrió las puertas del mundo.
 
Dmitri Shostakóvich Genio y drama
Carlos Prieto
Prólogo de Jorge Volpi
FCE
2013

Pintura 

CELLO (2019)


 

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