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El arte sirve para limpiarnos los ojos

 




Argumento


En los 70´s una enfermera psiquiátrica ve una pintura en el periódico que la impacta tanto que se propone buscar al pintor. Sabe que el artista comprende lo que es el sufrimiento de un enfermo mental. En el artículo donde ve la pintura no se menciona el nombre del autor, ni su nacionalidad. Él no quiere ser encontrado.



Escena 1

Personajes

ADARA: 25 AÑOS

LUCÍA: 30 AÑOS

SEIS ENFERMOS: DISTINTAS EDADES

ÉPOCA AÑOS SETENTA

LUGAR SALA DE HOSPITAL PSIQUIÁTRICO.

 

Al iniciar la acción hay desorden, ruido. Varios enfermos deambulan. Mobiliario de sala de espera de hospital. Todos en batas blancas, toda la decoración blanca. Ventanas con rejas. No hay alfombras, el piso también es blanco. Escenografía fría. Hay una puerta de entrada a la sala del lado derecho. 

 

Pantalla en El Centro que primero simula ventana, después se proyecta el cuadro del periódico.

 

Adara está sentada en una mesa sosteniendo un periódico, entra Lucía con una bandeja llena de medicinas, la deja en la mesa junto a Adara y le dice:

 

Acto primero

 

LUCÍA:        ¿Se puede saber qué te pasa hoy, que no ves el desastre que es esta sala?

 

ADARA:      Lucía ven acá, mira esto ¿no te parece sobrecogedor? 

 

        Le da a Lucía el periódico, en la pantalla que está al centro de la escenografía se proyecta la imagen de un cuadro. El rostro enorme de un niño.

Lucía le regresa el periódico a Adara y se sienta con ella. El ruido se hace cada vez más fuerte, los enfermos se inquietan.

  

LUCÍA:        Adara acércate necesito ayuda con los pacientes, se están agitando. Lucía se acerca a un paciente joven que se está poniendo ansioso, le pone la mano en el hombro, lo calma y le da su medicamento. 

   

ADARA:      Se acerca a Lucía ¿Qué no ves? La mirada. La inocencia detrás de la mirada.

 

LUCÍA:        ¿De qué hablas mujer, es un cuadro bonito, sí y qué? Carajo, ponte a trabajar. No puedo con todo. Anda.

 

ADARA:      ¿Pero qué no lo ves? Lo sabe. Lo sabe todo. El pintor lo sabe. Esa mirada, da escalofríos. El dolor, la incertidumbre, la desesperanza. 

Esa mirada se repite en cada uno de los internos en este maldito lugar. Mira lo que dice el periodista de su obra: 

Sus retratos contienen todo el peso del tiempo… también contienen la historia, los mitos, todo eso que se ha callado pero que debe contarse, de nada sirve tratar de negar o dar la espalda a la belleza que estas imágenes representan.


ADARA: Lo tengo que encontrar.

 

LUCÍA:        ¿Al periodista?

ADARA      Al pintor.


 

        Las luces se van bajan, el texto sale proyectado en la pantalla. Adara avienta el periódico a Lucía y sale corriendo de la sala. Lucía levanta el periódico y mira cómo sale de la sala, llama a los enfermos, éstos se forman y obedientes toman su medicamento.

 

Escena 2 (Pasan treinta años)

EMA: 30 AÑOS  (PERIODISTA)

ADARA 65 AÑOS (ENFERMERA/ESPOSA)

FABIÁN   70 AÑOS (PINTOR)

LALO: 35 AÑOS ( CAMARÓGRAFO)

La pantalla del escenario también es otro personaje


Hay tres sillas en el escenario una enfrente de las otras dos. Focos de iluminación, cámara de grabación para TV. El camarógrafo preparando la cámara, la periodista está esperando a dos personas para entrevistarlas. Entran un hombre y una mujer. La mujer (esposa) toma de la mano al hombre (esposo y pintor) y lo sienta en una de las sillas. La periodista y el camarógrafo se mueven para poner los micrófonos a ambos entrevistados, la esposa sienta al pintor y le arregla la ropa, se sienta junto a él, la periodista toma asiento frente a ellos y el camarógrafo se posa detrás de la cámara y anuncia que empieza la entrevista.


Fabián y Adara están vestidos como rockeros todo de negro, paliacates en el pelo. Muchos aretes, collares. Fabián tiene anillos en cada dedo. 


En la pantalla se ve la proyección de lo que está pasando en escena (hay una cámara en el extremo derecho que está grabando y proyectando en la pantalla ) cuando entra Fabián a escena Adara le da unos lentes oscuros, cuando se los pone la cámara que está grabando se va a fade out. La pantalla se pone negra. 


LALO: Comienza la entrevista


EMA: Gracias por esta entrevista, sé que no es común que accedan, que han pasado mucho tiempo fuera del ojo público. ¿Por qué esta reticencia a dar entrevistas?


ADARA: Se remueve en su silla ¿estás bien Fabián? ¿Necesitas algo?


FABIÁN: (Con un imperceptible movimiento de cabeza dice que sí). Está bien, estoy bien, sí. Ema mi tableta, vi algo que quiero dibujar. El camarógrafo corta escena y le da su tableta, Fabián siempre mantiene la vista baja. 


FABIÁN: Sin moverse de su sitio toma la tableta y comienza a dibujar.


En la pantalla se va dibujando lo que hace Fabián en la pantalla. 


ADARA: Siempre está dibujando, es lo que hace. Es lo que es. La tableta ha sido un gran instrumento para él, para personas como él. Fabián sigue dibujando Fabián no da entrevistas, porque no le interesa, pero si platicamos los tres no hay problema. 


EMA: (Sonríe, se acomoda en la silla) Tengo que preguntar ¿Cómo se conocieron?


ADARA: Lo perseguí hasta que me hizo caso. Literalmente salí a buscarlo el día que vi una de sus pinturas en el periódico  Estaba trabajando como enfermera en un asilo en los setentas. Un periódico local sacó un artículo sobre una de sus obras, un cuadro enorme con un niño como sujeto. Ojos enormes, mirada tristísima, la mirada ocupaba todo el cuadro;  lo relacioné con los tratamientos, los horrores que había veía día a día en el hospital, cosas realmente malas, realmente invasivas y  pensé, alguien lo entiende, lo siente.  Así que llamé al periódico, me dieron su dirección y  pedí aventón hasta su casa, lo perseguí por meses, no me hacía mucho caso. Hemos estado juntos desde entonces. Fabián fue diagnosticado dentro del espectro autista hace más de veinte años.  


En la pantalla salen escenas (previamente grabadas) de un niño solo dibujando con crayones en una cartulina blanca. Todo el back es negro. 


FABIÁN: (Sin levantar los ojos de la tableta). Ese niño era yo. El de la pintura que vio Adara, era yo tratando de  hablar, de decir quien soy. Mucho tiempo no lo supe, quién era. Cuando tenía ocho años me dieron unas crayolas para que dejara de molestar,  mis padres, vivíamos en una casa en el campo, decían que siempre estaba molestando. Con el crayón en la mano supe quien era. Desde entonces guardé silencio. 


En la pantalla sale un texto de periódico que lee: Fabián es uno de los artistas más polémicos y desconcertantes de su generación, por sus representaciones de niños vulnerables, despojados de su inocencia. 


EMA: Siempre la infancia, siempre niños. Miles de retratos de niños con ojos enormes. 


FABIÁN; En ellos veo el potencial de los valores y las virtudes humanas, de la inocencia, la confianza, el amor, la compasión y la creatividad. En ellos, lo ético está intacto, por eso los considero sagrados.


ADARA: Una vez captados por la mano de Fabián,  quedan transformados, dejan de ser ellos mismos para devenir en íconos. En cada imagen hay la oportunidad de detenernos para ver y así dejar de ignorar lo que es obvio y salta a la vista. Creando un equilibrio entre el vacío y la forma, ese algo salta a la vista. La representación es simulacro y en ese simulacro se puede ver más de lo que imaginamos. No se puede ignorar su obra, no se puede pasar de largo cuando una mirada te asalta. 


En la pantalla se hace un loop con varias pinturas de Fabián, como una exhibición.


FABIÁN Los niños contienen en su rostro todo el peso del tiempo, también contienen la historia, los mitos, todo eso que se ha callado pero que debe contarse, de nada sirve tratar de negar o dar la espalda a la belleza que las imágenes representan, por eso miran así, porque guardan los secretos de la historia y las historias que jamás se contaron. Hoy vuelven a tomar un sitio.


Fabián se remolonea suelta la tableta la deja en el piso y sale de escena, el camarógrafo se asoma detrás de la cámara y hace una seña que pregunta si continúa. Ema asiente. Adara sigue sentada en la silla, toma la tableta y muestra el dibujo a Ema. El dibujo sale proyectado en la pantalla. El bosquejo es de la casa y familia de Adara y Fabián. 


EMA: ¿Cómo ha sido tu vida con él?

ADARA: La aventura más grande. Cuando vives con alguien como Fabián, un genio encerrado en su cabeza, puede ser abrumador, pero las recompensas son inmensas. Hemos viajado por el mundo. Hoy estoy platicando aquí contigo porque al igual que a mi, algo te llamó de su obra. Soy su voz, pero él es mi centro. 


Ema pide permiso para ver lo que hay en la tableta, Adara se la da.


ADARA: Somos nosotros, la “nueva” familia Adams. 'Raros' es la mejor manera de describir quiénes somos, cómo somos.  Extraños, desolados. El lado oscuro de la humanidad es tan denso que nadie puede realmente enfrentarlo. Es por eso que a Dante se le ocurrieron los nueve círculos del infierno. Tenemos cuatro hijos y dos nietos. Amadeus es el más pequeño. Sí, lo perseguí cuando me enamoré de su pintura, me tomó tiempo conocerlo hasta que me di cuenta que él era su pintura. Encontramos la claridad juntos. Una mente calma también puede tener grandes pensamientos, e incluso dentro de la persona más quieta, existe una voz. O una canción,  o una pintura.


Las luces se desvanecen, Ema voltea a ver a Lalo y le hace la seña de corte. 


LALO: Es todo corte. 


La oscuridad envuelve el escenario. 


Obra basada en una entrevista realizada al artista Gottfried Helnwein


Anitzel Díaz



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